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El síndrome de la felicidad aplazada es uno de los principales motivos de visita a una escuela de coaching cuando el cliente toma conciencia de que lleva tiempo dormido en la mera supervivencia; y quiere despertar a la vida a través de la toma de conciencia. El síndrome de la felicidad aplazada es esa actitud que lleva a muchas personas a vivir a la espera de una circunstancia concreta. Ser feliz es un acto de sabiduría; un regalo que tienes que hacerte a ti mismo. Debes darte el permiso de sentir alegría, incluso en circunstancias de adversidad.

El tiempo no vivido es tiempo perdido

La fórmula más frecuente de este tipo de síndrome es la inercia de empezar el lunes con la mente puesta en que llegue el fin de semana; momento que se idealiza como un oasis de plenitud. Sin embargo, poner a la espera la felicidad es un error humano pero que pasa factura porque en ocasiones ocurre que, al llegar a determinada edad, la persona echa la vista al pasado con una mayor sabiduría de lo que implica vivir. Y la historia de la vida tiene fecha de inicio y final. No podemos volver atrás en el tiempo para modificar alguno de nuestros actos del ayer.

Por otra parte, la vida tiene tantos imprevistos, algunos que trascienden a nuestro control, que deberíamos vivir más ligados al presente como una realidad puesto que el futuro nos desborda en cierto modo con su poder. Por ejemplo, cuando conocemos el caso de una persona que ha muerto a una edad temprana o cuando el destino produce sufrimiento en la forma de una enfermedad, es entonces cuando realmente reflexionamos sobre cuánto tiempo perdemos a partir de una felicidad aplazada que en muchos casos, puede quedar en eso. Es decir, en el aplazamiento perpetuo que da lugar al vacío existencial.

Emociones de autoconocimiento otoñal

El otoño es una metáfora del alma. Observa los árboles de los parques y jardines. Comprueba cómo las ramas quedan vacías de hojas. El árbol se prepara para una futura primavera que es el renacer de la vida. Pues bien, tú ahora también puedes sentir cómo tus propias ramas emocionales se deshacen de aquello que es una carga que debilita la raíz del árbol de tu vida. Deja que caigan los fantasmas del pasado, las actitudes que duelen, los apegos extremos… A modo de reflexión, te animo a escribir en un diario todo aquello que quieres que este otoño deje de formar parte de tu realidad actual.

Baños de bosque

Para potenciar la inteligencia emocional a través del contacto con la naturaleza, puedes disfrutar de la experiencia de un baño de bosque. Una técnica vivencial muy sencilla. Elige una zona verde, un parque, un jardín o un bosque. Después, pasea por esas zonas poniendo la atención de los cinco sentidos en esa experiencia. Observa los matices del paisaje otoñal que dibuja colores nuevos en la naturaleza; aprecia los sonidos del campo; siente el aire en contacto con tu piel; abraza un árbol; siente el tacto con el poder de lo natural por medio de la fuerza infinita del universo. ¡Tú formas parte de ese todo!

El mejor modo de poner freno al síndrome de la felicidad aplazada es vivir el otoño de la vida, sin nostalgias del verano. ¿Cuál es tu lista de metas que quieres lograr en esta estación? ¿Cuál es el porqué y el para qué de cada propósito? Elabora una lista de cinco metas importantes, ordena estas metas por orden de preferencia. Y después, empieza por aquella que realmente quieres que pase a la historia de tu vida de este otoño 2017.

Capítulo del libro de tu vida

Observa tu vida como si fuese un libro. Y ahora, como escritor de ese libro que es más importante que cualquier obra literaria, adopta una actitud creativa y proactiva para dar forma a las páginas de este capítulo importante y significativo. No vivas con la mente puesta en que habrá otros otoños. Ojalá que los haya pero no sacrifiques tu felicidad presente por un porvenir que es incierto. No se trata de vivir el carpe diem tomando este mensaje al pie de la letra de una forma constante puesto que puede producir angustia vivir con la idea constante de que puede ser el último día de tu vida. Sin embargo, sí se trata de vivir con una mayor conciencia de que el tiempo actual es el más real para alimentar tus propósitos.

Por medio de un ejercicio tan básico como la respiración consciente puedes unir tu centro vital con el palpitar de tu corazón. El viaje de la vida llega a término en algún momento; como bien nos recuerda el día 1 de noviembre. Pero lo importante es que estás aquí y ahora; en este otoño de luz y esperanza.

Recuerda este mensaje de Albert Camus: “El otoño es una segunda primavera, cuando cada hoja es una flor”. La vida es un regalo. Un gozo que trasciende los sentidos. Un anhelo que supera tus expectativas.

Foto – Pixabay

 

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